La OIT (Organización Internacional del Trabajo) desveló ayer que los salarios había bajado un 1,8% en España en 2017, a pesar de que la economía española había crecido un 3,1% y la tasa de paro se había reducido al 16,5%, su nivel más bajo desde 2008. El motivo fundamental de este descenso de los salarios es el aumento de la precariedad de las condiciones de trabajo.
La causa más evidente es el enorme crecimiento de los contratos temporales y, sobre todo, de los de menos de una semana de duración, que suponen el 26% del total, según Fedea. Y es que los contratos temporales son cada vez más cortos en nuestro país. El año pasado se firmaron 21,5 millones de contratos, de los que 19,5 millones (91%) fueron temporales y solo 1,9 millones (9%) indefinidos.
Esa situación se está dando ahora mismo en nuestro mercado laboral con el «Black Friday», las Navidades y las inminentes rebajas. Adecco prevé que se firmen poco más de un millón de contratos, de los que solo un 15% sobrevivirán más allá de la campaña navideña. Así, por ejemplo, hay comercios que contratan a trabajadores -normalmente jóvenes- solo durante unas pocas horas los fines de semana, cuando aumentan los clientes.
El Banco de España ya subrayaba el año pasado que la calidad del empleo no se mide solo por la estabilidad de los contratos, sino también por el número de horas trabajadas y por las condiciones laborales. De los 3 millones de personas que trabajan por horas en nuestro país, el 60% lo hace porque no encuentra otro empleo con una jornada más prolongada. Es la conocida como jornada parcial involuntaria. Si en 2006 los trabajadores a tiempo parcial suponían casi el 12%, a comienzos de 2017 eran el 15,3%, según el Banco de España.
La reforma laboral de 2012 propició este incremento de los contratos temporales y a tiempo parcial, gracias a los cuales muchas empresas consiguieron superar la crisis y evitar el despido de cientos de trabajadores. Sin embargo, numerosas empresas han mantenido esa estructura contractual después de la crisis, lo que ha facilitado su crecimiento a costa de empeorar las condiciones laborales.
Asimismo, la reforma laboral facilitó el recorte de los salarios para que muchas empresas salieran a flote y evitaran el cierre. En la mayoría de los casos, esos recortes se mantienen hasta ahora. También se hizo habitual la creación de dos tablas salariales en las empresas, una para los trabajadores con mayor antigüedad, cuyos sueldos se congelaban, y otra para las nuevas incorporaciones, con unas retribuciones y condiciones muy inferiores.
Fuente: ABC